La Tarifa
de Último Recurso (TUR) sube una media del 1,2%, lo que afectará a unos 22
millones de hogares. Y es que el precio de la energía hoy en día es un factor
determinante en el interés de inversiones en eficiencia energética. La
utilización de recursos naturales para reducir la demanda energética de los
edificios en calefacción, refrigeración e iluminación, reduce sustancialmente
el consumo de energía convencional y, por tanto, las emisiones de CO2 y otros
agentes de polución a la atmósfera.
La eficiencia energética ya no es solo
un criterio ecologista, sino también económico. El incremento del precio del
petróleo tiene una influencia directa en el precio de mercado de la
electricidad, y si las tendencias se mantienen, el precio de la energía seguirá
subiendo.
La situación heredada de años de bonanza
en los que el coste del combustible era accesible, ha conducido a la
construcción de edificios en que no se valoraba el consumo de las toneladas equivalentes
de petróleo que eso supone. Y es ahora que la Comisión Europea (CE) apremia a
España cuando se aprueba una ley que hace indispensable para poder alquilar o
vender una vivienda o local que el propietario obtenga el certificado
energético de su inmueble. De esta forma se podrá valorar y comparar la
eficiencia energética de edificios, con el fin de favorecer la promoción de
edificios de alta eficiencia energética y las inversiones en ahorro de energía.
El ahorro energético mensual/anual jugará un papel muy importante en la
decisión de comprar o alquilar una vivienda.
El certificado de eficiencia energética
no solo califica el inmueble, sino que viene acompañado de medidas recomendadas
para la mejora de la eficiencia energética. Dichas medidas tienen en cuenta el
coste-eficiencia, otras son consejos de mantenimiento, limpieza, etc. Todas
ellas son acciones o buenas prácticas que tienen una incidencia en el consumo y
en el comportamiento energético del edificio. Existen muchos criterios que el certificador
ha de tener en cuenta y que hace que sea indispensable la visita al inmueble, y
así hacer una toma de datos in situ y ofrecer un paquete de medidas de mejora
específico para dicho inmueble.
Pero el certificado energético se ha
convertido en un negocio inmobiliario. Los clientes desconocen las ventajas de
disponer de información objetiva sobre las características energéticas de sus
fincas. Y el trabajo del técnico se desvirtúa en pro del trabajo rápido y
barato, en lugar de tener en cuenta el rigor y el trabajo bien hecho.